Los chicos han hecho de las suyas.
Si están la mitad de nerviosos que yo es que están MUY nerviosos.
Y es normal.
Después de hacer un poco de carretera con la obra, de montar y desmontar en Terrassa, en Girona, en Sitges, de enfrentarnos a una función de adolescentes rugientes, de hacer la obra literalmente del revés, de tocar en la calle "espontáneamente", de emborracharnos y jugar al "Jo mai" de verdad, de vivir la soledad de Guille, de viajar juntos, de reír mucho, de perdernos en la noche, de hacer trabajo de actores con caballos, de buscar una ropa con la que quedarnos de una puta vez, de escribir los poemas de Amparo, de investigar con Julia qué pasa de verdad cuando una mujer sufre la violencia de género, de bailar juntos, de hacer clases de dicción, de interpretación, de entrevistas, de visitar el Lliure y enfrentarnos al nuevo espacio, de abrazarnos fuerte, de hacernos más amigos y de aprender a confiar aún más los unos en los otros... vamos a tener, por fin, una casa, un Bar Amparo en el que refugiarnos tres semanas seguidas, donde compartir nuestra aventura con todos los que quieran venir a vivir con nosotros durante una hora y media.
Tanto tiempo esperando este momento. Y está al caer.
Llevo demasiados días encerrado, preparándome para este momento en soledad.
He re-escrito el tercer acto, limando, cortando, modelando el final de la obra para que el viaje sea más poderoso. He preparado la estrategia promocional con la gente del Lliure(¡vaya equipazo más poderoso que tienen en esa casa!). He pasado horas juntando el material que me ha pasado la compañía y añadiendo el mío propio para hacer el fanzine que regalaremos con la entrada, dibujando el comic de Isi, componiendo con cariño el collage que represente el universo de los habitantes del bar Amparo.
Un trabajo bonito, pero solitario.
Sé que Oriol y Álex se han estado apoyando, pasando horas juntos. Sé que Topo ha estado trabajando reforzando su técnica. Que Xavi está concentrándose. Que Marcel está enfocándose. Xavi Pla está organizando. Marta está manejando los hilos, dejándolo todo preparado. Y todos los actores están quedando para repasar texto y ponerse a punto.
Pero necesitamos estar juntos todos de una puta vez.
Hemos creado un equipo inmejorable. Los chicos de luces, los de sonido, han ido enamorándose del proyecto en cada bolo, lo he visto en su mirada, han ido entendiendo poco a poco que es esta obra y enamorándose de ella. Cada vez están más finos, y están con nosotros en la batalla.
No tenemos que buscar más allá.
Ahora sólo tenemos que estar juntos otra vez.
Mañana repasan el texto "oficialmente", afinarán sus instrumentos.
Y el viernes nos encerraremos por primera vez en el teatro, donde vamos a trabajar intensamente hasta el día del estreno, encontrando los recovecos de la sala que nos digan que estamos en casa, repasando cada frase, cada mirada, cada roce, para que el día del estreno el Bar Amparo sea suyo, y sólo suyo.
La obra está ahí. Sabemos cuál es. Y, a la vez, sabemos que va a sorprendernos.
Tenemos que estar juntos otra vez. Olernos. Tocarnos. Reír. Llorar. Ya no queremos más tener buena suerte, queremos abrazarnos fuerte y hacernos volar.
No hay que buscar más lejos, "Jo mai" está dentro nuestro.
Ahora sólo tenemos que compartirla.
Primero, entre nosotros. Íntimamente.
Y luego, por fin, con vosotros.